Hace seis años, 23 personas perdieron la vida y otras 22 resultaron heridas en un tiroteo masivo en el Walmart de Cielo Vista, en El Paso, el 3 de agosto de 2019.
Esa fecha, y los recuerdos de lo que ocurrió dentro del departamento de emergencias del University Medical Center of El Paso (UMC), quedaron grabados para siempre en la memoria del personal médico que respondió ese día.
El departamento de emergencias (ED) de UMC estaba inusualmente tranquilo esa mañana de sábado, con solo unos pocos pacientes en la sala de espera.
“Recuerdo que se sentía un silencio inquietante,” dijo Michael Kennedy, el administrador de turno del ED de UMC la mañana del 3 de agosto. “Creo que solo teníamos cuatro o cinco pacientes en urgencias, cuando normalmente hay unos 90, especialmente en fin de semana.”
Para las 10:30 a. m., esa calma desapareció al comenzar a escucharse por los altavoces del hospital el tráfico de radio de los paramédicos: “trauma nivel 1, código 3”.
El aviso del sistema de emergencia alertó sobre un tirador activo en un Walmart, pero el personal médico del ED aún no conocía la magnitud de la situación.
Alejandra Carzoli, enfermera encargada del ED en ese momento, se encontraba en la entrada de ambulancias lista para recibir pacientes.
“Miramos hacia la bahía de ambulancias y vimos a alguien tratando de abrirla. Normalmente no recibimos tráfico por ahí a menos que llamen desde la ambulancia,” explicó Carzoli.
“Un paramédico y yo nos acercamos y preguntamos: ‘¿qué pasa?’ Vimos a un hombre agitado y nervioso. Dijo: ‘tengo un paciente, soy un oficial fuera de servicio, hubo un tiroteo en Walmart y traeré a más víctimas’”.
Después de eso, comenzaron a llegar más víctimas, algunas en ambulancia, otras llevadas por personas particulares.
“En cuanto entrabas al área de urgencias, escuchabas el tráfico de radio, y los pacientes empezaron a llegar. Recibimos 14 traumas de nivel 1 en 43 minutos,” dijo Kennedy.
La Dra. Susan McLean, profesora de cirugía y directora médica de la UCI quirúrgica de UMC, estaba de guardia ese sábado. Terminaba una cirugía cuando recibió la alerta del tiroteo.
“En ese mismo momento sonaron todos los buscapersonas del quirófano: traumas nivel 1, múltiples víctimas, todos tenían que presentarse en urgencias,” contó la Dra. McLean.
UMC es el único Centro de Trauma de Nivel 1 en la región, capacitado para atender los casos más complejos.
Las víctimas fueron llevadas a varios hospitales, pero los casos más graves fueron trasladados a UMC.
“Tenemos una zona de trauma muy moderna justo al lado del área de urgencias. Esta área cuenta con seis bahías de trauma principales y seis habitaciones críticas que funcionan como UCI,” explicó la Dra. McLean.
Minutos después llegaron más médicos y personal voluntario.
“Llegué al hospital a las 11:15 tratando de localizar a la Dra. McLean porque sabía que tenía otra cirugía en curso,” dijo el Dr. Alejandro Ríos-Tovar, subdirector médico de trauma de UMC ese día.
Diecisiete residentes de cirugía general llegaron sin ser llamados.
“También llegaron muchas enfermeras y técnicos que no estaban programados. Escucharon las noticias y vinieron a ayudar,” recordó el Dr. José Burgos, director médico del programa de hospitalistas de UMC.
Incluso médicos de otras especialidades se presentaron para ofrecer su apoyo.
El equipo ideó un plan: comenzaron a dar altas médicas a pacientes estables para liberar camas, y trasladaron pacientes de UCI para mantener las bahías de trauma disponibles.
El ED estaba lleno. Era un operativo en el que todo el personal participaba: médicos, enfermeras, pacientes por todos lados y familias en lágrimas buscando a sus seres queridos.
A pesar del caos, el personal médico actuó como una unidad altamente entrenada y efectiva.
Muchos aún recuerdan con precisión en qué bahía estaba cada paciente y qué lesiones tenían.
El Dr. Ríos-Tovar recuerda particularmente a Michelle Grady, una de las víctimas, consciente al llegar.
“Estaba en la bahía 6. Le pregunté su nombre y me dijo: ‘Michelle Grady’. Escuché mal y dije ‘Grandy’. Me corrigió: ‘¡Grady!’”.
Michelle había terminado de hacer sus compras y estaba donando a un equipo de fútbol infantil cuando comenzaron los disparos.
“Recuerdo que sonaba como fuegos artificiales. Volteé y vi al tirador acercarse al edificio. Decidí moverme y correr.”
Sintió un dolor en el costado y cayó al suelo.
“Un empleado de Walmart llamado Thomas salió cuando cesaron los disparos. Me preguntó: ‘¿estás bien? ¿Dónde te dispararon?’ Me envolvió con su ropa para detener la hemorragia.”
Pensando que no sobreviviría, llamó a su madre para despedirse. Ella llegó antes que las ambulancias y junto a Thomas, la llevaron en un carrito de Sam’s Club hasta las ambulancias.
En el trayecto, Michelle esperaba que la llevaran a UMC: “Mi hermana trabajó ahí muchos años. Sabía qué tipo de médicos tenían y que era el centro de trauma número uno.”
El Dr. Ríos-Tovar determinó que tenía una lesión abdominal y la llevó de inmediato a cirugía.
Se operaban en cuatro quirófanos al mismo tiempo.
Mientras tanto, la noticia ya era nacional e internacional.
El Dr. Alan Tyroch, jefe de cirugía de UMC, estaba fuera de la ciudad y tomó el primer vuelo de regreso.
“Les decía a los agentes de TSA: ‘necesito pasar, tengo gente muriendo en El Paso’. Me dejaron pasar.”
La directora del ED, Nancy McGrail, estaba en casa cuando recibió la llamada.
“Nunca habíamos vivido algo así. Fue inolvidable. Espero no tener que pasar por eso de nuevo.”
Recordó la escena como “caos organizado”, fruto de muchos simulacros.
Fue especialmente difícil ver a una mujer llorar tras enterarse que su esposo había fallecido.
“Es como estar en un sueño. Aún cinco años después, siento ese peso, esa emoción de ‘¿qué acabamos de vivir?’”
El equipo de Servicios Ambientales trabajaba sin descanso para limpiar las bahías.
Los días siguientes también fueron extenuantes, pero la comunidad se volcó en apoyo: comida, cartas de agradecimiento y gestos solidarios llegaron al hospital.
“No me gusta que me llamen ‘heroína’. Creo que los verdaderos héroes son los militares y policías. Yo solo hice lo que me tocaba hacer ese día,” dijo McGrail.
Michael Lowe, entonces jefe del turno nocturno del ED y hoy subdirector administrativo, recordó la organización con orgullo.
“Cuando llegué, todo estaba en orden. Vi a mi equipo algo cansado, pero muy enfocado, muy preparado.”
Ese 3 de agosto será siempre una fecha significativa para UMC. En este sexto aniversario, el hospital se une a la comunidad para honrar a las víctimas y agradecer a quienes respondieron con compasión y valentía.
Siempre recordaremos.